Al describir nuestro estado Barinas, podríamos decir
que posee características muy particulares. Está situado en la parte alta de
los Llanos Sur-Occidentales de Venezuela. Es uno de nuestros principales
Estados llaneros; pero al Oeste del mismo lo conforman una gran madeja de
montañas, lo que hace que algunos le describan como andillano.
Su capital, Barinas está situada a la margen derecha del río Santo
Domingo, nervio central de la cordillera y majestuoso río de corriente impetuosa
y aguas cristalinas. Se encuentra ubicada sobre una terraza formada por
materiales de la edad cuaternaria (formación Guanapa) de topografía plana, a 152 m.s.n.m., con una
temperatura media de 27° C (según Codazzi) una latitud norte de 8° 37’ y longitud Este 70° 13’.
Nos refiere el historiador J.E Ruiz-Guevara que
“estas llanuras de Barinas, aunque bastante tiempo después, fueron pobladas por
multitud de conglomerados humanos, que por cuestión social habrían de
establecer contactos con las masas humanas de la Montafía y de los llanos
vecinos. Para la fecha de la
Invasión hispana ocupaba estas tierras barinesas algunas
naciones aborígenes, tales como las Amaibas, Aitures, Baraures, Barrancas,
Cúcaros, Curaguas, Cherechiremas, Dásaros, Duriguas, Güeros, Tobores,
Tucuriguas, Torunos, Puyures, Guaruríes, Suripaes y otras que, en una forma u
otra dieron que hacer al extranjero usurpador.”
En el histórico e interesante libro: “El Llanero” de
Daniel Mendoza (aunque algunos escritores aseguran que este es otro seudónimo
de Rafael Bolívar Coronado) leemos que el primer hato llanero lo fundó el
colonizador español Cristóbal Rodríguez, a unas veinticinco leguas del sitió en
que está hoy Calabozo. Con razón señala que el abolengo andaluz es en parte el
elemento étnico llamado hoy con toda propiedad: Llanero.
El conquistador del llano “era un elemento vigoroso,
con mucha sangre y fuerzas orgánicas, palpitantes, recias en la espesa red de
sus nervios, y al chocar con aquel otro elemento pálido y entenebrecido por una
naturaleza calurosa y monótona, venció y se impuso sin mayores resistencias
hasta el extremo de hacerle desaparecer.” El llanero es el resultado de la
mezcla del conquistador, el aborigen y el africano. De allí le viene su
controversial conducta. Los andaluces introdujeron en tierras llaneras las
costumbres, los sistemas de organizar vacadas, someterlas y domarlas. Así se
dio el proceso de fundación de las primeras poblaciones organizadas del llano.
La primera población fundada en territorio barinés
fue Altamira de Cáceres el 30 de junio de 1577 por el capitán español Juan
Andrés Varela, sobre una meseta situada aproximadamente a unos 80 kilómetros de
Mérida. A principios del siglo XVII el tabaco que se producía en la zona era
mundialmente conocido por su calidad.
La ciudad de Barinas comenzó a poblarse a partir de
1742. Referirnos a su fundación, realmente es un tema bastante escabroso, por
cuanto ha traído como consecuencia una polémica suscitada entre los
historiadores y se ha mantenido a través del tiempo.
A mi criterio considero que el sitio donde esta
actualmente la ciudad de Barinas, tuvo vigencia a partir de 1762, año éste en
que es reconocida oficialmente como verdadera ciudad, según autorización de don
José Solís, Virrey de Santa Fé de Bogotá, y aprobación Real de 4 de diciembre
del mencionado año. Prueba evidente es que el 4 de diciembre de 1962, la
municipalidad celebró en Barinas los doscientos años de fundación de la ciudad,
en el sitio donde esta actualmente.
La ciudad de Barinas, como la mayoría de las ciudades
coloniales de Venezuela, comenzó a formarse con construcciones que aún se
mantienen en el tiempo.
En nuestra llamada ciudad marquesa a pesar de la mala
política empleada por algunos gobernantes, que ha generado un alto grado de
inconciencia y perdida de identidad. Existe también sentido de pertenencia, que
nos hace entender que aún contamos con edificaciones que nos señalan la huella
de aquel pasado glorioso, de opulencia y nobleza que vivió la sultana de los
llanos.
Entre las mansiones coloniales que muestran la
hidalguía de la noble y leal ciudad, están: la antigua cárcel pública, hoy Casa
de la Cultura
“Napoleón Sebastián Arteaga”, El Palacio del Marqués, La Casa de Los Pulido, La Catedral “Nuestra Señora
del Pilar” y La vieja casa Tapiera.
El deterioro en que se encuentran muchas de estas
coloniales casas barinesas, es evidente, sus estructuras están resentidas como
consecuencia del mal uso que por muchos años, han sido sometidas y el indebido
mantenimiento que se les ha dado.
El 19 de abril de 1810, se inicia el Movimiento
Revolucionario que más tarde determinaría la separación de Venezuela del
dominio Español y el 5 de mayo de ese
mismo año la Provincia
de Barinas se incorpora al citado Movimiento Revolucionario, los patriotas
barineses y habitantes de la sultana de los llanos, se reúnen en esta ciudad
con la finalidad de planificar las acciones a seguir en la lucha por la
independencia; encendiendo así, las
antorchas de la libertad.
La
Provincia de
Barinas en los albores de la independencia, era una de las opulentas, ricas y
florecientes de la
Capitanía General de Venezuela, por cuanto esta ciudad,
además de Caracas era la única que había caballeros elevados a la categoría de
condes y marqueses. Era tanta la riqueza que existía y no hallando en que
emplear su abundante fortuna, pensaban condecorarse con títulos de nobleza.
Barinas recibe la guerra de independencia con sus llanuras colmadas de ganado vacuno y
caballar. Los hatos barineses tenían una producción anual de cuatro mil
novillos. Don Manuel Antonio Pulido dueño del antiguo hato La Calzada, prometió donar
mil caballos para incorporarlos a la lucha por la independencia, pero antes de
entregarlos quería saber de que color los querían.
Estas aseveraciones, pueden ser leyendas llenas de
magia o impregnadas de esa fantasía que desanda por la sabana barinesa. Pero sin
duda que Barinas brindó todo el apoyo logístico a la guerra; sus llanuras eran
el mejor escenario para su preparación; los barineses contábamos con el dinero,
la comida, el ganado, los mejores hombres y toda la logística necesaria para
emprender tal empresa.
Aquel
5 de mayo, Barinas con todo su esplendor y belleza, pujante y rica asume el
compromiso de secundar resueltamente el Movimiento Revolucionario de Caracas
para luego irradiar con la quinta estrella en el azul de nuestra Bandera.
Por tal razón, considero que la actitud asumida por
los nobles y leales barineses de 1810 es sencilla de entender. El Movimiento
Emancipador estaba encabezado por los ricos y
mantuanos de Barinas, los cuales sólo pretendían separarse de España, en
busca de una autonomía política y comercial que les permitiera una directa y
mayor participación en el mercado mundial.
Pero a la vez hay que
reconocer que estos señores, no vacilaron en dar todo por la libertad de la
patria, eran tiempos donde existía, el honor, la dignidad, la palabra empeñada,
la solidaridad entre las familias. Don Nicolás Antonio Pulido, cuando se
celebraba el Cabildo Abierto, le manifestó a sus amigos, “¿Qué más quieren ustedes?
todo lo tienen, y todo se proponen perderlo, van a perderse y arruinar estos
pueblos, por mi parte, tendré que seguir la suerte común; y lo peor que voy a
hacerlo con la íntima convicción de que vamos a un suicidio”.
Don José Ignacio del Pumar, uno de los hombres más
ricos de la comarca, cuando en 1814, ya anciano se le pidió que rectificara en
su propósito de luchar por la libertad de la patria, no dudo en mantener su
palabra empeñada y entregar su vida. Muriendo emparedado en la cárcel de
Guanare.
El Libertador
refiriéndose a los barineses en carta dirigida a Santander, en 1818, afirma “El
legítimo barinés que dice ser su amigo, lo es en toda época y en todas las
circunstancias; y el que dice ser enemigo, lo es sin doblegar, pero con
nobleza, porque lo hace a cara
descubierta. El legítimo barinés tampoco sabe pedir, pero si sabe dar
con generosidad”. Esto confirma que los
barineses lo dieron todo por la felicidad de la patria, no vacilaron en
entregar toda su fortuna y hasta su vida para liberarse del dominio español. Y
que la dignidad está por encima de todas las cosas.
En los actuales
momentos Venezuela vive tiempos de nuevos rumbos y creación de nuevos
paradigmas sustentados en la participación democrática; pero si no somos
consecuentes con el discurso, originará agites políticos, sociales y económicos
de tal trascendencia que nos exigirá actuar con coraje y valentía, pero con la
convicción, dignidad y entereza que caracterizaron a esos hombres y mujeres que
lucharon por liberar nuestra patria de todo dominio extranjero.
Barinas, también fue el
principal escenario de la guerra de la Federación. En
Santa Inés, al sureste de la ciudad, se libró la célebre Batalla, una de las
principales acciones de la
Guerra Federal, que resultó con el triunfo de las tropas
federalista al mando del general Ezequiel Zamora el 10 de diciembre de 1859.
Después del
fallecimiento del general Juan Vicente Gómez (1935) y como consecuencia de las
campañas sanitarias, del resurgimiento de la economía agropecuaria y del hecho
de haberse encontrado petróleo en el subsuelo del Estado, así como de sus
enormes recursos naturales, tales como madera, ganado y fértiles tierras, la
ciudad capital, comenzó a progresar con rapidez, siendo actualmente una de las
principales ciudades de los llanos venezolanos y el estado Barinas, esta
considerado el segundo de mayor crecimiento económico del país. Con legítimo
derecho a la ciudad de Barinas, se le llama la capital del llano.
ORIGEN DEL
NOMBRE DEL MUNICIPIO
Barinas es una zona de transición entre el llano y la
montaña, que es como decir entre el viento de la sabana y el verdor de la
montaña. Metafóricamente muchos autores se han referido sobre ella, “Linda
Barinas, tierra llanera camino de palma y sol”
(Eladio Tarife).
“Barinas, es una hoja de tabaco tendida sobre el
llano. Ligado al tallo de los Andes, del páramo desprende su nervadura de ríos.
Del páramo le vino la conquista y la pobreza. De los ríos, la prosperidad. De
la tierra, en un cruce de culturas y de
razas, le viene el conflicto y la esperanza. Del viento barinés, la selva y la
poesía. Barinas son los ríos el tabaco y el viento”. (Orlando Araujo).
Barinas “un sitio en pleno llano, notable por la
belleza de sus panoramas, la diafanidad de su cielo y el esplendor, de sus
crepúsculos” (Simón A. Jiménez).
“Barinas, Ciudad Viajera” (Virgilio Tosta).
“Barinas, Tierra de marqueses” (José León Tapia).
Tierra
de historias y leyendas, la sultana de los llanos, donde galopa la fantasía en
medio de sus hermosas y anchas sabanas. La que figura en nuestro Pabellón
Nacional por el heroísmo de sus hijos y por el apego a la libertad. Barinas, la
capital del llano, bella y hermosa.
Es tierra de ensueño y progreso.
Su
origen proviene del vocablo indígena Varyna, tribu que habitaba la zona. Por la S en que termina queda
demostrado históricamente que se trató en castellano de un etnónismo local: Los
indios Barinas; convertido pronto en topónimo. “acabó por llamarse Barinas
debido al nombre de una tribus jirajaras” (p. Vila II, 321). Etim. Puede venir
del alófono de PARI, que es Bari o del alófono de WARI, que es Vari, + na por lo tanto ¿será el
río Santo Domingo?
Según Ramón A. Tovar: Barinas o Varinas viene de:
“Nombre de una leguminosa muy extendida en la zona; afecta a los terrenos
húmedos; ostenta una flor amarillo intenso”. En Boletín de la Academia Nacional
de la Historia,
octubre dic. 1975.
Barinas, es nombre sonoro, es melodía, hermosa mujer
andillana, cuna de la poesía.
MORFOLOGÍA
URBANA DE BARINAS
La doctora Catalina Torres de Ruiz-Guevara, en su
libro: “La Iglesia
Matriz de Barinas en su contexto urbano”, (1994), señala, que
Barinas inicia su trazado partiendo de la plaza mayor (hoy, plaza Bolívar) y
desde este espacio urbano se ordenan las principales calles extendidas de Este
a Oeste (hoy calles Bolívar, Arzobispo Méndez, 5 de Julio y Cedeño) encontradas
con las actuales avenidas doctor Rafael Medina Jiménez, Marqués del Pumar,
Sucre, Briceño Méndez y Páez, concebidas en líneas rectas y orientadas hacia
los puntos de acceso a la ciudad.
En el proceso de guerra federal, el ordenamiento de
la ciudad jerarquizó la disposición del espacio en función de la concentración
del poder civil, político y eclesiástico, no acatando a cabalidad lo dispuesto
en las ordenanzas que en esa materia hallábanse
contempladas en las Leyes de Indias no obstante siguiese la tradición de
las ciudades españolas de trazado regular, que a modo de tablero de ajedrez
organizaba las sedes representativas de los poderes en torno a la plaza mayor.
1859, año de la revolución federal, en este proceso
como en el de la
Independencia, Barinas sufre los abatares de la guerra por
ser principal escenario de esta revolución. La ciudad fue incendiada y casi
desaparece.
En 1909, la ciudad de Barinas, entonces, reducida a
su mínima expresión y sin experimentar un mayor crecimiento cuantitativo al
igual que la mayoría de las ciudades venezolanas durante las primeras décadas
del siglo XX, que no eran más que un puñado de aldeas regadas en un amplio
territorio.
Hay que señalar que es a partir de 1936, en el gobierno del general
Carlos Jordán Falcón que la ciudad comienza a experimentar cambios sustanciosos
en su morfología arquitectónica, construyendo
en su gestión de gobierno el edificio sede del hospital Dr. Luís
Razetti, hoy asiento de la alcaldía de Barinas y la restauración de las ruinas
del antiguo palacio del marqués, aún presentes en la actualidad aunque
sufriendo los cambios en su estructura original.
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