A ALTAMIRA DE
CÁCERES
EN SUS 433 AÑOS
(I)
Va mi palabra de afecto y
agradecimiento muy especial para mi colega y amigo Humberto de Jesús Morillo;
quien me invitó a este acto para disertar
sobre la fundación de Altamira de Cáceres, hoy cuando estamos celebrando
los 433 años de su fundación.
Consciente del delicado
compromiso, asumo el reto de usar el podio de oradores, como lo han hecho en
anteriores oportunidades ilustres venezolanos, connotados intelectuales, hombre
y mujeres que le han dado brillo a estos actos de fraternidad y
reencuentro; pero, asumo mi compromiso
de hilvanar estas palabras, con humildad y afecto para homenajear a la feliz
cumpleañera; la acogedora, turística e histórica Altamira de Cáceres, la que
tristemente ha vivido la fraudulencia de la historia.
He sostenido siempre que la
historia, como toda ciencia social es dinámica, compleja y objetiva, pero
sujeta a quien la escribe o a la merced de su intérprete. Es escrita y
divulgada mayormente por sus propios
actores, permitiendo comprender los hechos a nuestro libre modo de saber y
entender las cosas, pero respetando a los que difieren de nuestro criterio y
compartiendo la opinión de otros. Bajo esta premisa trataré de hacer algunas
apreciaciones, producto de la reflexión e interpretación del asunto planteado.
Advierto que mi verbo no persigue dictar una
clase magistral de literatura o historia, porque poetas y literatos son muchos
los nacidos en esta tierra, comenzando por el capitán, don Miguel de Ochagavía, primer poeta nacido
en esta tierra. Además, debemos destacar que muchos de ellos, la han honrado
poniendo su nombre en alto y haciéndola figurar en enciclopedias y libros de
distribución foránea.
En cuanto a la historia de
Altamira de Cáceres, eso no tiene discusión, fue fundada el 30 de junio de
1577, por el capitán español, teniente gobernador don Juan Andrés Varela; así consta en el acta de su fundación,
localizada en el Archivo General de Indias, en Sevilla, España, por la doctora
Mercedes Ruiz Tirado.
Veamos un fragmento de este
histórico e irrefutable documento el cual transcribimos textualmente
conservando la ortografía original “Caballeros,
seanme vuestras mercedes testigos como yo, en nombre de su majestad del Rey don
Phelipe, Nuestro Señor, y del señor
Gouernador Francisco de Cáceres...
En su nombre, tomo posesión
actual y corporal Belcasi desta tierra... y fundo y pueblo para agora y
para siempre jamás, un pueblo a quien nombro e yntitulo la ciudad de Altamira
de Cáceres, por si alguna persona ay que me lo contradiga o defienda, salga en
campo aquí conmigo, que en nombre del Rey don Phelipe, Nuestro Señor, se lo
defenderé”…
¿Cómo negar entonces que es
Altamira de Cáceres la que cumple hoy 433 años de fundada?
¿No consideran ustedes que es un
error histórico señalar que el capitán español Juan Andrés Varela, es también
el fundador de la ciudad de Barinas?
En repuesta a esta última
interrogante, Don César Acosta, primer cronista oficial de la ciudad de
Barinas, escribió lo siguiente “No es concebible que el capitán Varela pudo
alcanzar longevidad matuzalénica para fundar las dos ciudades en un lapso de
175 años”. Yo considero lógico pensar que don César Acosta tenía
razón al emitir tal apreciación. Además, hay que señalar que cuando comienza a
poblarse la actual ciudad de Barinas, el capitán fundador de Altamira de
Cáceres, don Juan Andrés Varela, tenía para entonces casi 150 años de muerto.
Vale preguntarse…
¿Cómo una persona con casi 150
años de muerto, puede fundar una ciudad?
Con respeto a la memoria del
doctor Virgilio Tosta y con suma admiración por su obra sobre la historia de
Barinas y consciente del amor que sintió por la tierra que le vio nacer y
seguro que mis opiniones no ofenden su memoria, con criterio opuesto a su tesis
de la Barinas
cuatricentenaria, sostengo que la frase: Barinas,
la ciudad viajera, es sólo una expresión metafórica que buscó imponer una
tesis derrotada. Recordemos que en 1962
el Concejo Municipal de Barinas celebró los doscientos años de la ciudad; en
dicha programación figuraba la inauguración de la avenida “Bicentenario”, la que hoy llaman “Carabobo”.
Aquí está Altamira de Cáceres la
de Varela, en esta maseta, situada aproximadamente a unos 80 kilómetros de
Mérida, a 900 m.s.n.m.
con unas precipitaciones promedio anual de 2.950 mm, una Longitud
Norte 8º45` y una longitud Este de 70º,25`. Surcada entre frías y altas
montañas, con quebradas y riachuelos que incitan al visitante a sumergirse en
las cristalinas aguas que bajan de las montañas. Sus pintorescas casas de
techos rojos y paredes de tapia, adobe o bahareque.
Aquí, en estos hermosos parajes,
después de 433 años, continúa Altamira
de Cáceres, resistiendo los arañazos del tiempo y la indolencia de muchos de
sus gobernantes, aún no se ha ido, ni ha desaparecido, acá sigue su gente, sus
fundadores, son muchos los apellidos arraigados en esta tierra primigenia y que
me honran al unirme en el afecto: Ávila, Paredes, Briceño, Osuna, Quintero,
Rivas, Soler, Uzcatigui, Jerez, Contreras, Garcés, Archila, Peña, Angarita,
Montilla, Bastidas, Mendoza, Camacho, Torres, Moreno, Vivas, Albizu, Rondón,
Márquez, Santiago, Guédez, Superlano, Toro, Valero, Leal, Sulbarán, Mena,
Cabeza, Vergara, Valero, Bencomo, González, Dávila; quienes tienen el legitimo
orgullo de celebrar su fiesta cumpleañera….
Entonces, cabe preguntarnos ¿Cuál
ciudad viajera?
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