COMO SI NO HUBIERA PASADO EL TIEMPO
José León Tapia
A veces se pregunta uno que ha sido de la vida en el hilo
del tiempo y entonces comienza a hilar recuerdos de esa vieja para remontarse
en un cielo de sueños. Me veo en años tan lejanos que se difuminan en el olvido
y como retoño marchitados revividos por el riego fantasioso de mi mente,
historias de guerras, soledad de mediodía, alboroza de escuela, voces de
maestros en los aposentos.
Casas
blancas, calles rectas, aleros de cobijo, hombre a caballos encendido de cascos
las piedras. Solo dos automóviles empolvados y rugientes, es la visión de mis
primeros tiempos. Una ciudad silenciosa, una escuela de niños pálidos, una paz
en los espíritus, un respeto a la voz de los maestros. Una prédica de honestidad,
enseñanzas con amor de patria, para aquellos muchachos que con alborozos
poblábamos las calles.
El
bachiller cordero con su voz de clarín, enseñándonos gramática, historia,
poesía y todas las ciencias del mundo, bastón en mano tomado por la empuñadura de
plata. Doña virginia de Contreras de piel de pasa zurcida de años con su animo
jamás perdido, para enseñar las primeras letras, a bailar y a recitar, en la
noches de fiestas.
José
feo, Virgilio Toledo, Ignacio Camacho, Rafael Garrido Olaechea, El Bachiller
Pérez, con nombre de novelista romántico, pero duro e inclemente al amenázanos
con su látigo una varita flexible que ondeaba en el viento.
Roberto
Díaz Chacón un andino de voz gruesa, engolada y autoritaria, con sus amplios
conocimientos en todas las materias que dictaba, para asombro de todos quienes
le creíamos infalible. Después Emilio León Colmenares, otro andino de voz suave
y manera delicadas, de redonda cicatriz en la mejilla y firma inconfundible con
tinta verde.
Todo
estoe era Barinas y la Escuela Soublette,
la de los recuerdos nostálgicos del caserón Arvelero, con sus grandes salones y
patio enarenado, donde combinábamos el estudio con los recreos de metras azules
y trompos zumbadores. Todo un universo de infancia que creíamos perdido en la
niebla del olvido, hasta que apareció la idea de reunirnos de nuevo. Ya lo
hicimos una vez, hace varios años y lo volvimos hacer recientemente en casa de
los Quintana.
Desde
la maña como si fuera ayer, los compañeros de escuela con 50 años de por medio,
en comunión de afecto, un domingo barinés de recuerdo.
Juanita
Quintana, Jesús Vázquez Márquez, José León Tapia, Arnaldo Mateo, José Rubio,
Antonio Rafael Mosquera, Vicente Peña Pulido, Virgilio Zapata, Humberto Febres,
Isilio Febres, José Elíos Cordero, Pedro Brito, Carlos Giusty Vargas, Carmen
Garrido, Yolanda de Arellana, Arturo López, Augusto Flores, Ramón Contreras
Frías, Uyaní Chejín, y el siempre maestro Garrido Olachea. Todos durante un día
sin hablar de política ni de riquezas solo de esa Barinas que llevamos en el
corazón y de los compañeros ausentes y muertos.
Esa
tarde comprobamos que si es posible mantener la amistad de la infancia, de los
años puros sin compromisos de intereses y disfrutarlos de nuevo cuando hay
afecto, sin que nada enturbie el recuerdo.
Hemos
tenido suerte porque en el grupo no ha habido disidentes, somos seres con
diferentes destinos, pero ya lo hemos dicho varias veces, hay en ellos algo de
lo cual nos sentimos orgullosos, la honestidad de su procedimiento.
Parecerá
ingenua esta nota de prensa, especialmente para los que solo piensan en el
beneficio personal, económico y político; pero para nosotros significa la
supervivencia de la otra Venezuela de la austeridad, la dignidad, la
solidaridad, y el reconocimiento de los valores espirituales, que pese a los
cambios del materialismo avasallante, todavía perdura y ojalá contagie a los
hijos de esta sociedad de individualismo, donde se pierden hasta la
remembranzas.
Para
mi, fue encontrarme con el mundo que creía perdido con la bruma de
intrascendencia y con todas las sensaciones que me hicieron sentir de nuevo
viviendo en esta tierra que ha nutrido muchos de mis relatos
Tomado del Diario La Prensa. Domingo 01 de noviembre
de 1992
Archivo: José Alberto Pérez Larrarte Cronista de la Ciudad de Barinas
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