MEMORIAS DE DON
FRANCESCO DE FILIPPO
(y III)
Gratamente
presentamos un extracto de lo que serán las memorias de don Francesco Antonio
Defilippo Portanova, que próximamente se editara en un hermoso libro cargado de
historias y anécdotas, cuyas páginas contribuirá con el enriquecimiento del
patrimonio documental y bibliográfico de Barinas.(APL)
Luego nos organizamos para formar un club, el
Italo Venezolano y el Deportivo Español, en casas alquiladas. Movimiento que
cada quien hacía para motivar a su colonia.
Todas las semanas había alguna
festividad o de los españoles, italianos
o portugueses.
“Yo pienso que el creador de los ranchos de
Caracas fue Larrazábal, ese señor compró mucha madera y la repartió para que
fabricaran ranchos. Después vino Rómulo Betancourt, quiso hacer una reforma
agraria, con los canales de riego que se
habían quedado por la mitad durante en el gobierno de Pérez Jiménez, Al menos
aprovecharon algo de la infraestructura ya hecha, por si no lo saben, a finales de los años cincuenta se hicieron
los túneles para la represa del río Masparro y los canales de riego del
río Santo Domingo y del río Boconó.”
“Muchos comerciantes y personas honorables de
aquel tiempo eran masones. Sentí curiosidad por pertenecer a esa logia, ya que
tenía amigos masones. Quienes me
presentaron fueron, don Enrique Quiñones
y Giuseppe Ciferri, (Pepe) De esa logia de entonces, (1964-1965
aproximadamente) recuerdo con cariño y gratitud entre otros a Flavio Velásquez.
Otros hermanos de la época fueron Simón
Madrid, ecónomo del Hospital Razzeti y gran jugador de dominó, Jesús Castillo, vinculado a la empresa Sinclair,
al igual de Jaime Duerto, Jesús María Acosta,
Enrique Quiñones hijo, José Mago Navarrete, René Yuanó, joyero francés, Fares
El Arawi, comerciante de origen árabe y otros más. Había un grupo de paisanos
italianos, honestos trabajadores, cada uno en su ramo, como el Dr, Francesco D·Alessandro, quien para ese
momento era el Agente Consolare D·Italia en Barinas y copropietario del
Aserradero DALGAD, que quedaba donde hoy es Autollanos, en la avenida
Cuatricentenaria, entonces carretera
nacional. Francesco Silveri, mecánico y Vinccenzo Rizza, carpintero y otros
muchos, venezolanos y extranjeros, que se me escapan de la memoria,
“Me casé con Lourdes el 2 de julio de 1967, la
fiesta fue en el Hotel Llano Alto, con toda la pompa que se estilaba en esos días, para personas como
yo que podían darse ese lujo. Había un gran buffet con mucha comida, un arbolito de camarones,
ensaladas y quesos de varios tipos, canapés, dulces etc, la típica torta de
novios, con mesoneros con sus gorros
altos, champaña, whisky, muy bonita la fiesta.
Debo
mencionar aquí a
otros paisanos agricultores, que
contribuyeron a la
economía de Barinas. En
primer lugar Miguel
Silvestre, que es uno de los pocos que se dedicó a la
agricultura, ese señor ha producido muchos millones de kilos de arroz, de maíz,
trabajó en la trilladora de arroz que
había montado Bacciqueli, Su familia y sus hijos han seguido la trayectoria de
su padre.
Este país con las condiciones climáticas, Suelos
fértiles, costas inmensas en el mar Caribe,
agua en todas partes, el estado Barinas
tiene 27 ríos y no hay agua en el acueducto. Con todos esos recursos
Venezuela debería ser un país exportador
de carne como Brasil, y de otros rubros agrícolas como el arroz que ahora lo
importamos.
Ahora no podemos ir a la finca como antes por
los secuestros y por los extorsionadores e invasores de oficio. Con todo esto,
el 98% de los ganaderos del país seguimos trabajando cada día con más
entusiasmo, porque cada uno de nosotros luchamos para la protección de la
familia, yo tengo 4 hijos, una esposa y ocho nietos. Todo ese esfuerzo que he
hecho en 60 años en Venezuela, es para que mi familia no duerma en el piso,
sobre una colchoneta, como me tocó a mí, a mis hermanos y a todos los que
vinimos a ayudar a construir este
país a principios de los años 50.
Soy un inmigrante que vino invitado, podría
decirse, a construir un país. Venezuela tenía pocos habitantes y un gran
territorio que construir y cultivar. Veníamos de una guerra y necesitábamos
trabajo, el país necesitaba mano de obra
para emprender grandes proyectos.
Nuestro esfuerzo valió la pena, porque obtuvimos
seguridad personal y familiar y a cambio ayudamos en el crecimiento de una
Venezuela moderna.
Estas memorias las hago con la aspiración que sirva de guía para mis
hijos, familiares, amigos y para todos aquellos que quieran contribuir con el
crecimiento y desarrollo de esta buena tierra que me acogió como un hijo.
También, deseo entregar el producto de esta edición a la Escuela Agronómica
Salesiana, para seguir contribuyendo con ella, por ser una de las mejores y muy
necesarias instituciones de formación que requiere el país.
Amigos venezolanos, amigos barineses, la vida
hay que ganársela. Yo creo que me la gané, en estas memorias está mi recompensa.
quiero sabes que paso con los masones en barinas y que paso con el templo
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