miércoles, 3 de abril de 2013

MEMORIAS DE DON FRANCESCO DE FILIPPO (II)



MEMORIAS DE DON FRANCESCO DE FILIPPO (II)

Gratamente presentamos un extracto de lo que serán las memorias de don Francesco Antonio Defilippo Portanova, que próximamente se editara en un hermoso libro cargado de historias y anécdotas, cuyas páginas contribuirá con el enriquecimiento del patrimonio documental y bibliográfico de Barinas.(APL)

 



Ya los italianos habían comenzado a  ser fabricantes de algo; recuerdo el Café El Loro  y el Café Sublime que eran de italianos, luego la heladería Principal que estaba cerca del cine, en la esquina  que luego sería el colegio de las monjas, frente a don Juan Chejín”.
Para entonces la colonia italiana había crecido mucho, habían barberías, restaurantes, zapaterías, sastrerías, ventas de repuestos, carros y muchas oportunidades que se iban presentando. Los hermanos y primos que habían quedado en Italia, fueron viniendo. Mi tío vio que iba muy rápido y me propuso que entre los dos financiáramos  a los que iban llegando, abriendo  talleres en otros pueblos; así montamos talleres de bicicletas en Acarigua, Cumaná,  El Tigre, Barquisimeto y San Fernando de Apure.
. En aquella época Barinas era un pueblo, la plaza Bolívar no tenía cerca y por las noches venía el ganado a pastar en la misma plaza.
 Frente  a lo que es hoy al Grupo Guárico, estaba la pesa,  a finales de los  años sesenta construyeron la Logia  Masónica.
La  Banda del Estado tocaba la retreta  tres veces a la semana. En los primeros 20 años de vivir en Barinas, nunca escuché de asesinatos, ni robos, todo era sano y tranquilo, una vez que te conocían, la gente te saludaba con mucho respeto.
“Ya la colonia se organizaba, comenzamos construyendo un polígono de tiro donde es hoy PDVSA,  (antes,  Soconi, luego la Mobil, luego Corpoven, ahora Petroleos de Venezuela)   bien lejos de la ciudad  hasta que la empresa petrolera nos  sacó, luego lo mudamos al Charal donde aún está.
Además del deporte de Tiro, jugábamos fútbol, organizábamos carreras de bicicletas, hicimos una pista de  carting  (se decía carritos go-kart ) cerca del parque La Federación  y ya en los años sesenta teníamos motocicletas.
La colonia italiana fundó el Deportivo Italia, equipo de fútbol, con buenos jugadores entre ellos Giuseppe Gherardi, quien había jugado en Italia en II División, el equipo era bueno, una cancha muy rudimentaria, luego se organizó un equipo de ciclismo.
 “La afición por el fútbol  había crecido, el señor Lindolfo Villafañe,  joven barinés, fundó  el  Atlético Zamora de segunda división, un equipo  con los mejores jugadores de la zona y un buen entrenador, ya podían  entrenar y jugar en el estadio La Carolina, al principio fue bien; pero luego no tuvo suficientes recursos. Entonces varios italianos y españoles nos asociamos y se nombró una nueva junta directiva, entre otros recuerdo a: Miguel Silvestri, Eladio Rúa, Pedro Mosqueda, Nuncio Vertucci, Pedro Castillo, Albornóz, el primo Francisco De Filippo y yo. Me aficioné mucho y gasté mucho dinero, un disparate para la época. Teníamos autobús y éramos sub-sede. Esta etapa duró hasta que quedamos campeones.



Cuando yo llegué a Barinas, lo que había eran bodegas, muy poco comercio. Ahora habían llegado compañías americanas, el aeropuerto era en Alto Barinas, por donde está el golfito ahora. Este crecimiento de la ciudad permitió el nacimiento de buenos abastos, uno de los más importantes fue el de Balestrini, se construían edificios y el Concejo Municipal vendía los terrenos muy baratos para que se construyera, yo compré algunos y luego lo vendí a Bugallo.
En Barinas teníamos abastos, calles asfaltadas, se formó un pueblo con carros, pequeñas clínicas, hoteles, autobuses, dos o tres italianos tenían camiones que viajaban a traer pedidos y luego repartían a cada quien su mercancía.


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