miércoles, 10 de abril de 2013

A ALTAMIRA DE CÁCERES EN SUS 433 AÑOS (I)



A ALTAMIRA DE CÁCERES
EN SUS 433 AÑOS (I)



 
Va mi palabra de afecto y agradecimiento muy especial para mi colega y amigo Humberto de Jesús Morillo; quien me invitó a este acto para disertar  sobre la fundación de Altamira de Cáceres, hoy cuando estamos celebrando los 433 años de su fundación.
Consciente del delicado compromiso, asumo el reto de usar el podio de oradores, como lo han hecho en anteriores oportunidades ilustres venezolanos, connotados intelectuales, hombre y mujeres que le han dado brillo a estos actos de fraternidad y reencuentro;  pero, asumo mi compromiso de hilvanar estas palabras, con humildad y afecto para homenajear a la feliz cumpleañera; la acogedora, turística e histórica Altamira de Cáceres, la que tristemente ha vivido la fraudulencia de la historia.
He sostenido siempre que la historia, como toda ciencia social es dinámica, compleja y objetiva, pero sujeta a quien la escribe o a la merced de su intérprete. Es escrita y divulgada mayormente por  sus propios actores, permitiendo comprender los hechos a nuestro libre modo de saber y entender las cosas, pero respetando a los que difieren de nuestro criterio y compartiendo la opinión de otros. Bajo esta premisa trataré de hacer algunas apreciaciones, producto de la reflexión e interpretación del asunto planteado.
 Advierto que mi verbo no persigue dictar una clase magistral de literatura o historia, porque poetas y literatos son muchos los nacidos en esta tierra, comenzando por el capitán,  don Miguel de Ochagavía, primer poeta nacido en esta tierra. Además, debemos destacar que muchos de ellos, la han honrado poniendo su nombre en alto y haciéndola figurar en enciclopedias y libros de distribución foránea.
En cuanto a la historia de Altamira de Cáceres, eso no tiene discusión, fue fundada el 30 de junio de 1577, por el capitán español, teniente gobernador don Juan Andrés Varela;  así consta en el acta de su fundación, localizada en el Archivo General de Indias, en Sevilla, España, por la doctora Mercedes Ruiz Tirado.
Veamos un fragmento de este histórico e irrefutable documento el cual transcribimos textualmente conservando la ortografía original “Caballeros, seanme vuestras mercedes testigos como yo, en nombre de su majestad del Rey don Phelipe,  Nuestro Señor, y del señor Gouernador Francisco de Cáceres...
En su nombre, tomo posesión  actual y corporal Belcasi desta tierra... y fundo y pueblo para agora y para siempre jamás, un pueblo a quien nombro e yntitulo la ciudad de Altamira de Cáceres, por si alguna persona ay que me lo contradiga o defienda, salga en campo aquí conmigo, que en nombre del Rey don Phelipe, Nuestro Señor, se lo defenderé”…
¿Cómo negar entonces que es Altamira de Cáceres la que cumple hoy 433 años de fundada?
¿No consideran ustedes que es un error histórico señalar que el capitán español Juan Andrés Varela, es también el fundador de la ciudad de Barinas?
En repuesta a esta última interrogante, Don César Acosta, primer cronista oficial de la ciudad de Barinas, escribió lo  siguiente “No es concebible que el capitán Varela pudo alcanzar longevidad matuzalénica para fundar las dos ciudades en un lapso de 175 años”.  Yo considero  lógico pensar que don César Acosta tenía razón al emitir tal apreciación. Además, hay que señalar que cuando comienza a poblarse la actual ciudad de Barinas, el capitán fundador de Altamira de Cáceres, don Juan Andrés Varela, tenía para entonces casi 150 años de muerto. Vale preguntarse…
¿Cómo una persona con casi 150 años de muerto, puede fundar una ciudad?  
Con respeto a la memoria del doctor Virgilio Tosta y con suma admiración por su obra sobre la historia de Barinas y consciente del amor que sintió por la tierra que le vio nacer y seguro que mis opiniones no ofenden su memoria, con criterio opuesto a su tesis de la Barinas cuatricentenaria, sostengo que la frase: Barinas, la ciudad viajera, es sólo una expresión metafórica que buscó imponer una tesis derrotada. Recordemos que  en 1962 el Concejo Municipal de Barinas celebró los doscientos años de la ciudad; en dicha programación figuraba la inauguración de la avenida “Bicentenario”, la que hoy llaman “Carabobo”.
Aquí está Altamira de Cáceres la de Varela, en esta maseta, situada aproximadamente a unos 80 kilómetros de Mérida, a 900 m.s.n.m. con unas precipitaciones promedio anual de 2.950 mm, una Longitud Norte 8º45` y una longitud Este de 70º,25`. Surcada entre frías y altas montañas, con quebradas y riachuelos que incitan al visitante a sumergirse en las cristalinas aguas que bajan de las montañas. Sus pintorescas casas de techos rojos y paredes de tapia, adobe o bahareque.
Aquí, en estos hermosos parajes, después de 433 años, continúa  Altamira de Cáceres, resistiendo los arañazos del tiempo y la indolencia de muchos de sus gobernantes, aún no se ha ido, ni ha desaparecido, acá sigue su gente, sus fundadores, son muchos los apellidos arraigados en esta tierra primigenia y que me honran al unirme en el afecto: Ávila, Paredes, Briceño, Osuna, Quintero, Rivas, Soler, Uzcatigui, Jerez, Contreras, Garcés, Archila, Peña, Angarita, Montilla, Bastidas, Mendoza, Camacho, Torres, Moreno, Vivas, Albizu, Rondón, Márquez, Santiago, Guédez, Superlano, Toro, Valero, Leal, Sulbarán, Mena, Cabeza, Vergara, Valero, Bencomo, González, Dávila; quienes tienen el legitimo orgullo de celebrar su fiesta cumpleañera….
Entonces, cabe preguntarnos ¿Cuál ciudad viajera?

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