lunes, 1 de abril de 2013

COMO SI NO HUBIERA PASADO EL TIEMPO José León Tapia



COMO SI NO HUBIERA PASADO EL TIEMPO
José León Tapia



A veces se pregunta uno que ha sido de la vida en el hilo del tiempo y entonces comienza a hilar recuerdos de esa vieja para remontarse en un cielo de sueños. Me veo en años tan lejanos que se difuminan en el olvido y como retoño marchitados revividos por el riego fantasioso de mi mente, historias de guerras, soledad de mediodía, alboroza de escuela, voces de maestros en los aposentos.


Casas blancas, calles rectas, aleros de cobijo, hombre a caballos encendido de cascos las piedras. Solo dos automóviles empolvados y rugientes, es la visión de mis primeros tiempos. Una ciudad silenciosa, una escuela de niños pálidos, una paz en los espíritus, un respeto a la voz de los maestros. Una prédica de honestidad, enseñanzas con amor de patria, para aquellos muchachos que con alborozos poblábamos las calles.

El bachiller cordero con su voz de clarín, enseñándonos gramática, historia, poesía y todas las ciencias del mundo, bastón en mano tomado por la empuñadura de plata. Doña virginia de Contreras de piel de pasa zurcida de años con su animo jamás perdido, para enseñar las primeras letras, a bailar y a recitar, en la noches de fiestas.

José feo, Virgilio Toledo, Ignacio Camacho, Rafael Garrido Olaechea, El Bachiller Pérez, con nombre de novelista romántico, pero duro e inclemente al amenázanos con su látigo una varita flexible que ondeaba en el viento.

Roberto Díaz Chacón un andino de voz gruesa, engolada y autoritaria, con sus amplios conocimientos en todas las materias que dictaba, para asombro de todos quienes le creíamos infalible. Después Emilio León Colmenares, otro andino de voz suave y manera delicadas, de redonda cicatriz en la mejilla y firma inconfundible con tinta verde.

Todo estoe era Barinas y la Escuela Soublette, la de los recuerdos nostálgicos del caserón Arvelero, con sus grandes salones y patio enarenado, donde combinábamos el estudio con los recreos de metras azules y trompos zumbadores. Todo un universo de infancia que creíamos perdido en la niebla del olvido, hasta que apareció la idea de reunirnos de nuevo. Ya lo hicimos una vez, hace varios años y lo volvimos hacer recientemente en casa de los Quintana.

Desde la maña como si fuera ayer, los compañeros de escuela con 50 años de por medio, en comunión de afecto, un domingo barinés de recuerdo.
Juanita Quintana, Jesús Vázquez Márquez, José León Tapia, Arnaldo Mateo, José Rubio, Antonio Rafael Mosquera, Vicente Peña Pulido, Virgilio Zapata, Humberto Febres, Isilio Febres, José Elíos Cordero, Pedro Brito, Carlos Giusty Vargas, Carmen Garrido, Yolanda de Arellana, Arturo López, Augusto Flores, Ramón Contreras Frías, Uyaní Chejín, y el siempre maestro Garrido Olachea. Todos durante un día sin hablar de política ni de riquezas solo de esa Barinas que llevamos en el corazón y de los compañeros ausentes y muertos.

Esa tarde comprobamos que si es posible mantener la amistad de la infancia, de los años puros sin compromisos de intereses y disfrutarlos de nuevo cuando hay afecto, sin que nada enturbie el recuerdo.

Hemos tenido suerte porque en el grupo no ha habido disidentes, somos seres con diferentes destinos, pero ya lo hemos dicho varias veces, hay en ellos algo de lo cual nos sentimos orgullosos, la honestidad de su procedimiento.

Parecerá ingenua esta nota de prensa, especialmente para los que solo piensan en el beneficio personal, económico y político; pero para nosotros significa la supervivencia de la otra Venezuela de la austeridad, la dignidad, la solidaridad, y el reconocimiento de los valores espirituales, que pese a los cambios del materialismo avasallante, todavía perdura y ojalá contagie a los hijos de esta sociedad de individualismo, donde se pierden hasta la remembranzas.

Para mi, fue encontrarme con el mundo que creía perdido con la bruma de intrascendencia y con todas las sensaciones que me hicieron sentir de nuevo viviendo en esta tierra que ha nutrido muchos de mis relatos


Tomado del Diario La Prensa. Domingo 01 de noviembre de 1992
Archivo: José Alberto Pérez Larrarte Cronista de la Ciudad de Barinas 
         

                   


   

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