miércoles, 10 de abril de 2013

Leyendas del llano; LA BOLA DE FUEGO



Leyendas del llano

LA BOLA DE FUEGO
        
Eran las 6:30 de la tarde de un 16 de mayo, mes de espantos y aparecidos, en la finca “San Miguel” propiedad del señor Rito Ramones hombre de envergadura y poco creyente de las cosas que se contaban en toda la llanura inmensa.  Se empezaban a recogerse las gallinas y las aves a sus dormideros. Doña Carmen Ojeda ya se disponía a calentar el guayoyo, para los peones que se preparaban para el trabajo de llano, estaban reunidos en un viejo caney esperando que doña Carmen los llamara a beber el guayoyito recién colado.

            Vengan que el guarapo esta listo. Se dejo escuchar la voz de la doña. Y todos corrieron como alma que lleva el diablo hacia la cocina.  Uno de los peones que saboreaba el guayoyito le pide a doña Carmen que les eche uno de esos cuentos de espantos y aparecidos.

            -Doña Carmen de esos que mientan por aquí. Repuso el hombre como animando a los otros a escucharle los cuentos.

            ñEsta bien les echare uno de esos cuentos. Así comenzó su relato: una vez iba yo con mi mamá hacia el estado Apure, cuando eso, no había carro y la gente viajaba en toros, burros o caballos; había un sitio que lo llamaban “paso del totumo” donde se decía que aparecía “la bola de fuego” nosotros íbamos un poco recelosos pensando en pasar por ese macabro sitio.
                                                                                                      
            Era casi las tres de la mañana cuando pasábamos por el sitio y escuchamos un ruido como si fuera un araguato, en tiempos de agua. Sin esconder el miedo seguimos por la trocha del camino y de repente vimos algo brillante que iluminó todo el paño de sabana. Un frío nos corrió por todo el cuerpo y pelamos las paraparas de ojos como si fueran un par de metras. Inmediatamente comenzamos a rezar a encomendarnos a Dios, cuando se escucha en la inmensidad de la llanura un sonido de cascos de caballos y unos griteríos de jinetes y nos asáramos a rezar más rápido, nombramos a toditos los Santos y enseguida se perdió de vista “la bola de fuego” y volvió el silencio. Como un templo de paz.
-Bueno a dormir, que ya están preparados para el trabajo de llano, que realizaran mañana. Que Dios los bendiga a todos.
                                                                                                 Adolfo Campos
(1er año de C.S)

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