miércoles, 10 de abril de 2013

DOS CREADORES DE RAIGAMBRE



DOS CREADORES DE RAIGAMBRE
Me complace presentar a dos sinceros amigos de los afectos, la primera es la poetisa y pintora Maura Schwarzenberg, quien nos entrega un poema inspirado en su viaje reciente a la hermosa ciudad de Buenos Aires, Argentina y el otro el siempre consecuente Héctor Méndez Zamudia, poeta y pintor sabaneteño, quien nos entrega un poema y una de sus obras pictóricas que destellan su talento de gran artista. (APL)


Maura y Héctor
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Alberto y María Inés
Feliz día, siempre con ustedes en estos días intensos llenos de luces y dando gracias a Dios, por la dicha que vivo al compartir con mi familia, éstas galerías con artistas venezolanos como Cruz Diez, y Alejandro Otero, dignos representantes del arte contemporáneo. A su vez, tuve el privilegio de conocer obras originales de Fridda Kallo, y los muralistas que lucharon por la revolución mexicana: David Alfaro Siqueiros y Clemente Orozco. La visita al teatro Colón, impactó la barrera de mis emociones y sentí, que lo disfrutaban a través de mi ser, se quedan cortas mis palabras. Estoy feliz, los amo. Maura.
    


                    
PALERMO

                 Estoy en Gûemes
                 en el café Sono 2 Due (somos dos).

                 El tiempo desanda su ruta
                 en la parada de la primavera austral
                 a los primeros días de diciembre
                 en Buenos Aires
                 y juega con el temperamento de los turistas
                 que llegan de todos los lugares.

                 En las calles del barrio, apostados están
                 los árboles de plátano y los sauces
                 que lloran por las noches mientras guardan
                 el sueño de la ciudad.
                 Los lapachos, con sus flores rosadas
                 y los lilas en los brazos abiertos
                 de grandes gacarandáes
                 nos reciben y nos muestran la metrópolis.

                 Sopla fuerte y fría la brisa
                 vestigios de una tormenta.
                 La pashmina blanca de gráficos azules
                 traída de la India, arropa mi cuello sensible
                 y se entrelaza a la ruana
                 que viajara desde los Andes venezolanos.
                
                  La gente transita sin parar
                  unos en auto y otros caminan.
                  Los niños tomados de la mano de sus madres
                  vienen del colegio, con sus mochilas cargadas
                  con olor a golosinas.

                  El sol tenue, anuncia el cierre de la tarde.
                  La bebida caliente me resguarda
                  y remito al calor del llano.

                  Los faroles de la Maíe (Pizzería)
                  se encienden con una canción
                  de la radio en la voz de Gardel.

Maura Schwarzenberg


MI POESÍA
Héctor Méndez
La sublimidad de su resplandor
casi cegó mis ojos, mientras descendía hacia mí
como una diosa magnifica, bella y transparente.
Pude palpar su alma, su piel, su sexo y su sentir.
Me sedujo con su profunda mirada
me acarició con ese dulce misterio que procede del cielo
me besó infinitamente, o mejor dicho, nos besamos…
La hice mía, eso creí, cuando el candente beso se hizo tierno…
Desde entonces va y viene, como un péndulo impredecible
a veces en mis noches me atormenta deliciosamente con sus besos
otras veces me deja en la espera con mi angustia indecible.
Me llevó años entender que nunca sería solamente mía
que era como la brisa, de todos, de ustedes, de nosotros… de ellos…
por eso dejo abiertas mis ventanas, para que entre y salga mi poesía…
Cuando le venga en gana!!!







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